Son de Connemara. Pequeños. Sabrosos. En salsa de tomate o en risotto. Y gratis. Una de las degustaciones del II Food Festival de Galway, que se ha celebrado este fin de semana. Los organizadores lo venden como un evento para promocionar la cocina irlandesa que se hace ahora en el oeste de Irlanda, una manera de conocer los productos orgánicos que se producen en granjas y campos. Se han celebrado también demostraciones para saber cocinar con algas marinas, por ejemplo.
Por eso, sorprende encontrarse un puesto donde cortan jamón a diestro y siniestro, otro que ofrece chucherías con todos los colores posibles y kilómetros de regaliz que son como carreteras de azúcar. También hay pastelitos y huevos de pascua, que tienen su gracia, porque en Irlanda el chocolate en Semana Santa es como una religión.
Sorprende aún más comprobar que por eso, por motivos religiosos, no se vendió ni una gota de alcohol el Viernes Santo ni en los supermercados ni en los bares, con multas como castigo. Imagen curiosa la del Tigh Neachtain con las persianas echadas. A mí este país no me deja de sorprender.